Ya no llegas a todo

Antes, tu campo de acción era reducido o al menos, asumible. Podías controlar tu profesión de A a Z y salir de la universidad era prácticamente garantía de eso. Ahora ya no es así. La Universidad te prepara para que seas un “genérico” y, si quieres ir cogiendo músculo en un aspecto, puedes “masterizar” tu vida o aprender en el terreno, o sea, en el mercado y a tortas.
Las profesiones se han hiper-profesionalizado y casi todas se han desmembrado en profesiones más pequeñas y más específicas. En la práctica esto significa que controlarás una parcela de tu profesión y necesitarás apoyarte en otros que completen tu oferta. Sin sinergia y espíritu colaborativo, no hay evolución.

La desconocida que tienes delante, seguro que tiene contactos que te interesan.

Nuestro capital social, esto es, los contactos y las conexiones que atesoramos, se han convertido en un activo más del que disponemos y que, por tanto, son parte fundamental de nuestra propuesta de valor, de nuestro currículum y en muchos casos, de que seamos el profesional idóneo con quien emprender alianzas o colaboraciones. El capital social es un activo intangible que está contando cada vez más.

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Quien más da es quien más recibe

Puedes presentarte a un evento de networking con la actitud de querer “rapiñarlo” todo, sin embargo, ese es el camino más corto al desastre. El budismo habla de la generosidad como una práctica que debemos emprender porque es la que trae buen karma y buenos resultados. En la era de la hiper-competitividad ser generoso, pensar primero cómo puedo ayudar al otro y qué tengo para ofrecerle constituyen la llave que abre la puerta de la confianza, del tenerte en cuenta y de que empieces a existir como una opción viable para el otro (y que no te descarte cuando gires la espalda).

Piensa en clave colaborar

Colaborar, como ser generoso, son músculos que necesitan entrenarse. Nacemos con ellos pero el mundo nos convence que si no vamos a los codazos, no llegaremos a ningún sitio y, no sabemos cómo, se nos va metiendo muy adentro una manera de funcionar tóxica y egoísta.
Colaborar consiste en pensar cómo puedo ayudar o qué puedo probar con este profesional. Colaborar es dejar puertas abiertas, decir “cuenta conmigo” e incluso dar ideas, feedback, puntos de vista constructivos y creativos.
La generosidad no es solo algo material. Podemos ser generosos con nuestra atención y con nuestro tiempo. De hecho, ese tipo de generosidad es super escasa y si la pones en práctica destacarás por encima de tus iguales.

Va de comunicarse

A veces nos olvidamos del otro, ponemos la directa, soltamos el rollo, pensamos en lo que puedo ofrecer, en yo, en “hago esto” y nos damos de bruces con el esquema de comunicación 1.0 (que tan arraigado tenemos).
Cuando estás cara a cara frente a otro, es su proyecto el que importa y no el tuyo, sus problemas los relevantes y no los tuyos.
Aunque al principio sea algo antinatural, interésate por el otro, escucha con atención, pregunta, sumérgete. En esa humildad encontrarás la manera más directa para hacerte útil.

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