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Creatividad e innovación si, disciplina también
Creatividad e innovación son palabras que escuchamos a diario.
Han invadido el ámbito académico, educativo, la empresa, las ventas. Ya no pertenecen a sectores concretos. La creatividad y la innovación son, hoy día, moneda de cambio, palabras trending que venden y tienen gancho. Tuve la suerte de trabajar en una agencia web cuando internet era un bicho incipiente. Alla por el 2000 cuando las webs se programaban en html, hacías cosas bonitas y el flipe máximo era tener una web. Nadie se preguntaba para qué servía esa web. Dábamos por sentado que pasábamos al mundo digital aquello que existía en el mundo real.
Luego todo se fue sofisticando y complejizando.
He vivido la época en la que internet era una palabra que vendía. Recuerdo el año 2000 muy claramente porque llegué a Barcelona en el 1999. Inmediatamente entré a trabajar en un estudio gráfico multimedia (como se llamaba en esa época a las nuevas tecnologías). Vivíamos la burbuja de internet. Puedo asegurar que todo era un poco exagerado. De repente los bancos y las grandes compañías querían estar en internet e invertir en internet. Sin saber exactamente qué hacían ahí o qué querían de eso. Simplemente, había que estar, alguien así lo había predicho.
Vivir un contexto de euforia económica alrededor de una palabra mágica es una experiencia vital que te marca. Aún miro atrás y sigo aprendiendo de la experiencia. He visto proyectos que no tenían ni pie ni cabeza pero se lanzaban partiendo de presupuestos altos. En esa época hablábamos de pesetas y recuerdo que los proyectos que entraban a la agencia estaban siempre por encima de los 2 millones de pesetas. Pasando esa cantidad a euros, estamos hablando de 12.000 euros. De verdad todo era un poco exagerado. Y no os miento, he diseñado portales inmobiliarios, una idea que en su momento nos ha parecido de veras muy buena. Pero el mercado, claro, el mercado no estaba preparado. En esa época no había una adsl decente. Nos conectábamos con el pitido del teléfono. Y sobre eso, muchos querían hacer magia o, lo que es lo mismo, hacer avanzar internet 10 años. Lo que he aprendido es que es verdad que los gurús tenían razón. Había aparecido un fenómeno alucinante que lo cambiaría todo. Pero el tiempo de cambiarlo todo no era tan frenético como las cosas se movían en ese momento. Había dos velocidades. El mundo normal que estaba descubriendo internet (y deslumbrándose con lo que había), y el mundo de lo que “están en el ajo”, los que están tan inmersos en ese nuevo descubrimiento que tienen mucha prisa porque eso funcione. Esos dos mundos colisionan seguramente en algún punto de la historia. Y ahí tenemos la burbuja de internet del 2001. La mitad de agencias web se quedaron sin proyectos. Internet era un gran descubrimiento pero necesitaba mucho tiempo de maduración para implantarse y ser útil para el ciudadano de a pie.
Hoy pasa lo mismo con la creatividad y la innovación. De repente todo es (o tienen que ser) creatividad e innovación. De repente queremos cambiarlo todo, cargarnos el sistema, empezar de cero. Me refiero muy especialmente al mundo educativo y estoy claramente a favor de la innovación educativa, pero no aquella que nos venden con técnicas de marketing. Me recuerda demasiado a la burbuja de internet, a los proyectos que se hacían porque es lo que hay que hacer y es “lo que da pasta”. Creo que aún necesitaremos 10 años para cambiar (un poco) el sistema educativo. Creo que estamos en la buena senda y creo que la creatividad y la innovación no son moneda de cambio ni palabras que deberían utilizarse para marcar unas metodologías educativas sobre otras.
Creatividad e innovación es saber ir por otro camino al mismo sitio, saber decidir si prefieres de desayuno pan con mantequilla o yogur con cereales, montar tus legos sin seguir las instrucciones para descubrir nuevas naves espaciales y saber entretenerte con 3 lápices de colores y un papel. Pertenezco a un sector creativo. He vivido en una casa que era literalmente un taller de arte. Mi colegio era tradicional, muy exigente y de fichas y toda esa confluencia de factores me han llevado a ser una diseñadora de grilla. Metódica y pulida gráficamente. Amante de los procesos comunicacionales que modifican conductas. Tengo lo creativo, necesito lo racional para cuajar con el resto del mundo. Si la creatividad es abrir la mente y pensar diferente, la disciplina (de las fichas por ejemplo), es tener el método para hacer realidad y bajar al mundo del ciudadano de a pie ese mundo inventado. La creatividad y la innovación hoy están de moda y la disciplina no, pero necesitamos a las dos para realmente crear cosas nuevas y modificar el mundo alrededor.
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