Os explicaré mi ejemplo para que se entienda mejor. Me he encontrado con las crisis que arrastramos desde 2008 y con un mercado muy diferente al que estaba habituada. Me encontré con presupuestos exiguos para proyectos que requieren destreza conceptual y técnica. Me encontré con muchos diseñadores freelance compitiendo por el mismo bocado en el mercado laboral porque las grandes agencias ya no son viables. Por último me encontré con que las redes sociales ahora mismo son como la autopista por donde pasa todo y que, si no estás alli, es como haberse quedado en la Ruta 66. Perteneces a ese grupo de pueblos anclado en el pasado que ya nadie viene a visitar porque no están en la autopista.

El cambio de paradigma ha sido muy grande y adaptarse al cambio requiere disciplina, paciencia y avanzar con constancia sin perder de vista nuestros objetivos (los vitales, no los temporales).

Me he topado con el libro Ventas Up de Fernando Moreno, que os recomiendo para emprendedores y empresarios. Allí he aprendido el concepto activos ocultos. Citando palabras textuales “La mayoría de los negocios no tienen ni idea de la base de activos ocultos que poseen y peor aún de cómo explotarlos”

De hecho, nos estamos refiriendo a una riqueza oculta, que debemos desenterrar e identificar, realizando un inventario personal y empresarial.

Se trata de enumerar todo aquello que sabes hacer o que te gusta, sin importar que en un primer momento parezca irrelevante para re-posicionarte. Deben entrar hobbies, intereses, destrezas, habilidades, conocimientos. Debe ser una lista larga, que os obligue a pensar y a reformularos. Debería mantenerse actualizada periódicamente, porque es la fuente de nuestra riqueza interior, tanto personal como empresarial.

A mi este ejercicio me ha aportado una dimensión más amplia del mero hecho de ser diseñadora gráfica. He podido situar mi disciplina de hacer yoga cada día y lo he sabido entender como un activo.

• El yoga me da la habilidad de enfocar y sintetizar los problemas que me presentan los clientes, por eso no ofrezco soluciones con parafernalia sino soluciones a medida. Sé escuchar y situarme en la piel de ese cliente, sea PYME o emprendedor. Sé ver sus recursos y adaptar las estrategias de comunicación a eso.
• Mi interés por la parte de economía en las noticias y los periódicos, así como mi primer año de Administración y Dirección de Empresas en la UNED, me han permitido situar mi área de acción como diseñadora en el universo de la empresa básicamente porque hablo usando los mismos términos que muchos managers y directores.
• El trabajo altruista y voluntario realizado para el Ampa Els Llorers me ha permitido descubrir que puedo ofrecer soluciones comunicacionales en entornos de alta complejidad como es una asociación, en donde he podido constatar que el diseño es para mi una herramienta para comunicar y que eso lo puedo poner al servicio de una asociación voluntaria o de una empresa con deficiencias en comunicación corporativa.

De este trabajo de descubrir activos ocultos es que he podido definir mucho mejor mi rango de acción como profesional.

Me ha servido para saber un poco más cuál es mi nicho y en qué tipo de proyectos ofrezco respuestas por encima del diseñador medio. Al saberlo, ya no apuntas a todos lados, sino que te enfocas a aquellos proyectos en donde ofreces valor añadido.

De esa manera el cliente tiene un servicio impecable y tu perfil profesional se vuelve cada ves más asertivo y sin fisuras.

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Cuando el mercado había cambiado ha tocado revisar activos ocultos y han sabido descubrir que, básicamente, no hay nadie en el Estado Español con el conocimiento del terreno como ellos, de manera que su conocimiento era, efectivamente, un activo. A partir de eso, se ha definido una nueva área de negocio que es la formación online, que permitiera “vender” ese activo.

El trabajo de descubrir nuestra riqueza oculta es de vital importancia hoy día para poder re-inventarte y destacarte sobre la media. En el mundo corporativo, puede significar toparse con una nueva área de negocio.

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