BLOG | Estrategia, diseño y comunicación visual

Identidad visual, ese traje que me define y que proyecto al mundo

Es importante tener claro que tenemos y proyectamos una identidad tanto si la controlamos o no. La identidad y la comunicación visual son fenómenos que pasan independiente de que lo queramos o no. No podemos decir ahora no comunico, porque comunicamos siempre. De hecho cuando no controlamos aquello que emitimos o no le damos importancia, eso es justamente lo que comunicamos.

Esto es válido para imagen personal, branding personal, identidad corporativa de proyecto pequeño, mediano y grande.

Si miras alrededor, sólo te encuentras con entidades que te transmiten sensaciones. Porque somos seres perceptivos y porque aunque nos quieran convencer que la racionalidad es nuestra baza principal, en realidad somos como esponjas que percibimos el mundo a través de los sentidos. Y los sentidos son más amplios y más sutiles que el raciocinio. El alcance de nuestros sentidos es de microscopio. Podemos tener buenas o malas vibraciones con algo o con alguien y no sabemos porque. Pero nuestros sentidos lo han percibido y allí se ha quedado.

Esta relación tan fina y delicada entre la imagen que emito y como se recibe fuera es de vital importancia a la hora de emprender un proyecto empresarial. Sin importar el tamaño de mi emprendimiento, aquello que soy es aquello que digo y aquello que digo, es todo lo que sale de mi.

Si cuidas tu logo pero descuidas otros aspectos, eso se acabará notando. Si tu web es bonita pero tiene links rotos, botones que no llevan a ningún sitio o errores de ortografía, eso también acabará hablando de tu proyecto.

Identidad visual es todo y nos exige al menos ser puristas y limpios a la hora de expresarnos.

 

Como la identidad visual es algo que proyectamos sin darnos cuenta, es útil hacer el ejercicio de tomar distancia y observarla. Aquí te detallo 5 aspectos que puedes evaluar para pulirla:

1. El mail, el gran desaprovechado.

Si tu mail aún no lleva una firma, es el momento de agregarla. Dale profesionalidad, agrega tu logo, pon tus datos de contacto. Puedes agregar la información de la LOPD, lo que lo hace mucho más serio aún. Puedes agregar un link al último post de tu web, lo que le da dinamismo a tu correo como plataforma para mover tu contenido. Puedes, por último, diseñar banners específicos que resalten información puntual.

2.  La web, dale el tamaño y el alcance que tiene.

Lo más habitual es invertir todo nuestro tiempo, nuestra energía y nuestro dinero en la web… como si alguien fuera a venir a leerla! La noticia que os tengo que dar, mis adorados emprendedores, es que nadie vendrá a leer tu web, porque ya nadie lee y porque todos estamos demasiado distraidos para eso. Por eso os recomiendo, dale el tamaño óptimo para decir lo que haces y lo que ofreces de manera sencilla, bonita y efectiva. Nada más. Probablemente necesites un diseñador para que te ayude a resumir, a capturar tu proyecto en visual y a organizar la estructura de navegación.

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3. Documentos adjuntos, allí donde viajan tus propuestas.

Este aspecto suele estar muy descuidado y es más importante que la web, ¿por qué? Porque es aquello por lo que finalmente te compren el servicio y por lo que cobrarás. Necesitas un marco visual que contenga aquello que ofreces y a veces no es solo un membrete en word, al estilo papel carta, como en el siglo pasado. A veces necesitarás explicarte con gráficos, infografías o iconos para tener más impacto. De más está decir que si te mueves en un sector que no es visual, tu impacto será el triple si caes con un dossier visual.

4. Redes sociales, no te metas si no es para hacerlo con coherencia.

Hoy las redes sociales son la trastienda de nuestro chiringuito. Si cuidas la web al detalle pero eres demasiado informal en redes sociales, esa identidad de un lado acabará empañando el esfuerzo en otro lado. Este fenómeno lo he visto suceder en grandes empresas, como centros comerciales, una web al detalle y un facebook con mucho contenido pero contenido que no está pulido, con imágenes fuera de foco o mal iluminadas, con contenidos que parece que se suben “a saco” y por hacer ruido digital.

5. Aprende tu pitch

Este aspecto es el mas difícil de pulir y yo reconozco que aún estoy en ello (y llevo más de 20 años de profesión). Life is a pitch es un concepto que sirve tener en mente porque, efectivamente, oportunidades de explicar lo que hacemos y el valor que damos hay a patadas. Yo he hecho el ejercicio de definir mi pitch en el parque, a una mamá que no te está prestando atención porque está vigilando a su hijo con el otro ojo y con todo el cuerpo. Os aseguro que aún no lo he logrado. Ser asertivo, inteligente y decir las palabras adecuadas, con el tono adecuado y en el tempo justo es de lo más difícil que he probado. Luego evalúo aquello que han entendido y aquello que he dicho, hago reflexiones y me propongo mejorar para la próxima vez. Pero un pitch también es eso, eres tu en estado puro, en un momento particular y único… ¡y sale, lo que sale!

Carina Stinga

Estrategia, marca y comunicación 

Profesora UOC | Mentora BCN Activa

Como experta en branding y comunicación digital, acompaño a negocios, profesionales y PyMES a poner al día su visibilidad en internet para pasar de ser una marca indiferenciada a ser una marca que deja huella.

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