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La innovación como método, conecta ideas

Este post forma parte de la serie “La innovación como método” en donde os explico técnicas y métodos para emprender acciones que nos lleven a la innovación constante.

Si has llegado hasta este post es porque ya sabes que un proceso creativo no tiene nada de chispa mágica ni de creatividad errática. Es un proceso metódico y disciplinado porque sin estos dos ingredientes no llegarías a ningún lado.

Esta vez os hablaré de la tercera fase en el proceso, la de conectar ideas.

Ya te habrás dado cuenta que las fases de investigación y de brainstorming son fases expansivas. A estas alturas deberías tener un dossier (digital o físico) lleno de material. Al entrar en fase 3 miraremos de filtrar y conectar ideas para dar lugar a nuestro primer acercamiento conceptual al proyecto.

Lo que haremos con nuestra energía creativa en este caso será enfocarla. Hasta ahora nos abríamos como esponjas para absorberlo todo. Ahora enfocamos y buscamos activamente conexiones.

Estas conexiones nos permitirán llegar a nuestra propia e innovadora idea o forma de resolver un problema.

Para conectar y enfocar necesitas propiciar un frame mental particular. Aquí mis técnicas:

 

1. Busca un sitio tranquilo

Antes nos expandíamos (los estímulos exteriores cuentan y ayudan). Son los estímulos a los que nos exponemos los que facilitan las conexiones mentales y la generación de ideas. En esta fase de conectar ideas lo que necesitas es todo lo contrario. Apagamos y bloqueamos lo exterior. Tu energía creativa ahora va dirigida a tu proyecto. Eres tú y tu proyecto. En esta fase movilizamos lo que hay como si estuviéramos moviendo fichas en un tablero.

 

2. Usa tu hora creativa

Puede que aún nadie te lo haya explicado, pero no todas las horas sirven para todo. Este es un principio básico de gestión del tiempo en procesos creativos. Los procesos creativos son extenuantes y exigentes. Para que salga alguna idea o concepto potable, tienes que dar lo mejor de ti. Tienes que estar presente al 100%. Es lo más parecido a trabajar con niños. No puedes estar a medio gas porque lo notan y todo sale al revés. Para ello es importante que te conozcas y te observes, para poder aprender tus patrones y, sobre todo, darte cuenta en qué momentos del día y en qué contextos trabajas mejor, más alegre y más fluido. La alegría y la fluidez son señales de que estás presente y al 100%. Detecta cuándo pasa esto, y toma nota mental porque esa es tu hora o tu momento creativo.

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3. Mindfulness para enfocar

Nos vamos a enfrentar a aquella gran caja de pandora que hemos ido recopilando (fase 1 + fase 2). Necesitamos una mente vacía y atenta para gestionar esa información. Asegúrate que dispones de al menos una hora sin interrupciones. Apaga el móvil, cierra el correo, desconecta distracciones. Para crear el frame mental necesario, te sugiero que hagas una pausa mindful.

 

4. Ahora sí, manos a la masa

En este momento sólo importa dejarse ir. Tendrás que confiar en tu intuición porque ella misma le dará más importancia a una información que a otra. En el proceso creativo la intuición es, muchas veces, la goma que engancha esas partes sueltas. Dejarse ir sin juzgar, dejando que te interese una información sobre otra o que se hagan unas conexiones sobre otras, es la manera de permitir que la intuición entre en escena. Steve Jobs era un gran ejemplo de esto. Él trabajaba en conexión íntima con su intuición y dejando de lado la mayoría de veces lo que decía la razón. La intuición es un pez escurridizo, tendrás que hacer esfuerzos para atraparla.

 

5. La razón viene a poner todo en su sitio

He separado estos dos puntos (intuición y razón), aunque generalmente van juntos. Es muy difícil darse cuenta cuando hay un actor y cuándo hay otro. Lo cierto es que la intuición florece cuando no ponemos juicios y nos abrimos a la experiencia de percibir cómo se van entretejiendo solas unas ideas con otras. Esto sucede casi sin que hagamos nada (si estamos tranquilos, en nuestra mejor hora y en mindful, claro)

La razón es la capacidad mental que más tenemos desarrollada. No hay que propiciar su aparición ni preparar el terreno de ninguna manera porque siempre está ahí. En esta fase final su aportación es la de filtrar las ideas más adecuadas según la viabilidad y realización. En mi caso, la razón es la que mira qué tipo de fotografías estoy pensando, si son fáciles de conseguir en banco de imágenes o cosas por el estilo. La aportación de la razón baja el proyecto a la realidad, sólo hay que saber darle el lugar que tiene en un proceso creativo, que realmente es muy poco.

 

El proceso de ideación concluye cuando tienes la clara sensación de que has llegado a puerto y de que has agotado todo lo que tenías por «decir».

Carina Stinga

Estrategia, marca y comunicación 

Profesora UOC | Mentora BCN Activa

Como experta en branding y comunicación digital, acompaño a negocios, profesionales y PyMES a poner al día su visibilidad en internet para pasar de ser una marca indiferenciada a ser una marca que deja huella.

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